lunes, 3 de septiembre de 2007

El concepto de tiempo en la ciencia histórica

Actualmente en la filosofía científica se manifiesta una tendencia a la metafísica. Ésta se explica con el hecho de que permanecer en la teoría del conocimiento no permite que las preguntas últimas alcancen su sentido inmanente. En cambio, al adquirir el “impulso metafísico” hay una comprensión más profunda de la filosofía. No obstante la disolución de la esencia sostenida por Nietzsche, ya que no hay ninguna cualidad oculta por la cual se pueda extraer el concepto, Heidegger expresa que hay una búsqueda metafísica en la filosofía científica.
Asimismo, en la ciencia y filosofía moderna, la conciencia crítica se encarga de la resolución de problemas lógicos. En las ciencias de la naturaleza y en las ciencias culturales hay problemas con respecto a su estructura lógica, la justificación y lógica de sus delimitaciones e independencia. La intención de la resolución de los problemas lógicos puede ser relacionada con la idea de Rorty de que sólo hay utilidad. Habiendo problemas de limitar las ciencias, se llama a la lógica como doctrina de la ciencia a fin de encausar la utilidad de cada una de las ciencias, partiendo desde elementos fundamentales lógicos, que, precisamente, den cuenta y orienten hacia la utilidad. Luego, considerando que, para determinar la utilidad hay que establecer los conceptos fundamentales que se manejan en esa ciencia, el texto de Heidegger “El concepto de tiempo en la ciencia histórica” plantea la búsqueda del concepto de tiempo histórico, el cual está estrechamente relacionado con ver la finalidad de la historia. Además, la ontología de Heidegger remarca la subordinación de la pregunta por el qué al interrogante por el cómo, de modo que en un primer momento se estarían rastreando los rasgos descriptivos de la historia y esto llevaría, finalmente, a ver qué es la historia. Al ver qué es la historia, se puede reproducir el plan de acción con las otras ciencias, sucumbiendo los problemas de delimitación e independencia.
La ciencia es una conexión de conocimientos teóricos fundados y ordenados según principios; a su vez, los conocimientos se formulan en juicios, cuyo sentido tiene valor. Así, cada ciencia es una conexión en sí subsistente de sentidos que tienen validez. Luego, están las ciencias particulares, que tienen sus formas y modos de encontrar conocimientos, o sea, un método de investigación que está determinado por el objeto de la ciencia y por los puntos de vista bajo los cuales los objetos son considerados. Los métodos de investigación en las ciencias particulares tienen sus fundamentos lógicos, que deben ser evidenciados por la lógica como doctrina de la ciencia. Se debe tomar una determinada categoría particular como elemento fundamental lógico, y aclarar su estructura.
En el caso de la historia, el elemento fundamental lógico es el concepto de tiempo. El texto de Heidegger plantea el problema de hallar la forma más segura para llegar al reconocimiento de la estructura lógica del concepto de tiempo de la ciencia histórica. Para ello, hay que determinar el concepto de “tiempo en general” como “tiempo histórico”, en referencia a que la ciencia histórica utiliza el concepto de tiempo de acuerdo a sus tareas. De igual modo que Heidegger plantea que el ser es histórico, y que es la función del filósofo captarlo, cabría pensar que por ser el tiempo histórico, es la función del historiador descubrirlo, en función de la finalidad de la ciencia histórica. También se puede pensar en puntos de contacto entre el tiempo histórico y los fenómenos de ruptura en la historia de los que habla Foucault, ya que para Foucault el historiador debe buscar los fenómenos de incidencia de ruptura, y para Heidegger el filósofo debe captar el tiempo histórico. En tanto que se encuentren los fenómenos de incidencia, o los tiempos históricos, se podrá establecer un estudio práctico de la historia, que permita significar el presente a partir del pasado.
La concepción de la historia que tiene Foucault rechaza las sucesiones lineales del positivismo, pero sobretodo rechaza las ideas de acumulación y progreso, en contraste con la idea de discontinuidad, que pone la mira en los fenómenos de ruptura, en ver cómo se producen mutaciones en la historia, poder detectar las incidencias de las interrupciones. Para Foucault la historia será “efectiva” en la medida en que introduzca lo discontinuo en nuestro mismo ser. La historia “efectiva” hace resurgir el suceso (una relación de fuerzas que se invierte). Nuevamente, la idea de efectividad remite a la idea de utilidad para Rorty, o de finalidad, para Heidegger. De todos modos, el punto de vista que toman es distinto. En el caso de Foucault, la efectividad de la historia es una cualidad, queda determinada por cierto modo de actuar o no. En el caso de Rorty, la utilidad es lo único que hay, se necesita llegar a ella. Mientras que en el caso de Heidegger, la finalidad de la historia es a su vez una herramienta para encontrar el concepto de tiempo histórico. La estructura del concepto de tiempo de la historia se encuentra estableciendo el camino de la finalidad de la ciencia histórica, lo cual da como resultado una función del concepto de tiempo, y después, se llega a la estructura del concepto.
Por otro lado, Heidegger introduce el concepto de mundo, lo hace para dar respuesta al modo de ser primario, o sea, cómo se nos aparecen las cosas en primer lugar. Sostiene que el concepto de mundo es la relación axiológica que las cosas tienen respecto de los intereses y preocupaciones del hombre, donde el sistema de relaciones entre el hombre y las cosas se estructura como una red de significados: las cosas aparecen al hombre entramadas en esa red de significados. De esta forma, se entiende por mundo al sistema de referencias semánticas que se organiza en torno al yo, ese yo es el dasein. El dasein es aquel ente que es caracterizado como ser-en-el-mundo, es un ente que se determina como “yo soy”. Las cosas le son significativas al dasein , tienen una relación valorativa con él, este pragmatismo implica que las “ cosas” no se presentan como objetos neutros sino que poseen “ valor” que depende la posición que ocupan respecto de los intereses del sujeto histórico. Pues, para Heidegger, el ser es histórico, el ser se cruza con el tiempo y deviene históricamente. Y es el hombre el ente privilegiado en el cual se manifiesta el ser. El hombre puede tomar una actitud pre-ontológica y comprender al ser según su sentido (por ejemplo comprender el ser de la silla, sentarse sobre ella), esto es la comprensión del ser-del-útil. En cambio, hay otra actitud teórica, más reflexiva, que mira a los entes como si fuesen independientes de su practicidad, aparecen como objetos neutros. Esta actitud es la que da origen a la ciencia y la filosofía. Y esta es la actitud que habrá de tomar el historiador en pos de concebir el concepto de tiempo histórico, primero dilucidando la finalidad de la ciencia histórica, en función de la utilidad y su estructura lógica, y luego a partir de eso significando la estructura del concepto de tiempo.